PARA LLEGAR AQUÍ...
HUBO QUE PASAR POR AQUÍ.
Esta historia tiene su origen cuando hace años, demasiados
años, en Motor Clásico, que todavía era de tirada trimestral, leo un anuncio
que decía “Venta de un Seat 1400 bicolor
de lujo. Completo”. Observo que el teléfono es un 981, en una primera llamada me
confirman que está completo por lo que intuyo que no tendrá demasiada faena. No
es el coche de mis sueños, el mío sería un Ford A o similar pienso, pero con
los pies en el suelo también pienso que lo que me gusta no puedo permitírmelo
ni de lejos.
Al teléfono, concretamos una entrevista en
Cacheiras, a las afueras de Santiago de Compostela. A primera vista no me
gustó nada. Recuerdo perfectamente que, la parte posterior fue lo primero que
visualice.
Conforme me adentraba en el
“pallote”, menos me gustaba y al llegar a la altura de la ventanilla del
conductor y ver el panorama, mi cabeza comenzó a moverse de un lado a otro.
Pasaron unos meses y hubo unas cuantas llamadas, Vilaboa
(Coruña) - Santiago y viceversa. Y mi cabeza ya no se movía de un lado a otro,
estaba cabizbaja, tenía que tomar una decisión que no era fácil. La faena era
faraónica y costosa. El corazón seguía pidiendo un coche de los años 20 – 30. Al final hubo acuerdo, enhorabuena me dije, acabas de
comprar un coche que está hecho polvo, no enciende y está dado de baja definida.
Ahí, me vino a la memoria un amigo
mío que había comprado un coche antiguo, creyente él, se acercó a la parroquia
“Teño ahí fora un coche moi vello e se pode ser quero que lle dea a bendición”,
le espetó al cura. “Home, se é moi vello case aconsello darlle a Santa Extremaunción”,
le contestó el párroco. Eso es lo que necesita este 1400, pensé yo. Pero a lo
hecho, pecho, y al ser de la profesión las cosas se simplifican bastante. Pero
me mentalizo que no va a ser un camino de rosas. El primer paso es contactar
con la Jefatura Provincial de Tráfico de Ourense. No habrá problemas, si pasa
la ITV y se pagan las tasas correspondientes. Dicha rehabilitación será a
nombre del último propietario, casi nada, ni siquiera lo conozco. El 1400 había
sido abandonado en un desguace de Ourense 12 años antes de llegar a mis manos.
La suerte se puso de mi lado y en una primera ojeada a la guía telefónica
encuentro el número de teléfono del último propietario. Contacto con él y
concretamos día y hora y, a Ourense nos fuimos Mª Luisa y yo. Nunca le estaré
lo suficientemente agradecido a José, su anterior propietario, persona amable
donde las haya, colaborador y persona de palabra. Con él todo fueron
facilidades para rehabilitar la documentación. Todo un ejemplo a seguir.
Tantear mientras la disponibilidad de recambiosen el mercado fue un paso
importante y comenzar a recabar toda la
información técnica posible fue otro todavía más y, aunque nunca se consigue todo,
la verdad es que estoy más que satisfecho. Conseguí información hasta en el
I.E.S de SOMESO (La Coruña).
Yo no puedo decir que el Seat 1400- B cambiara de garaje,
sino de “pallote”. Cuando lo instalé en casa de mis padres, en Cos (Abegondo),
los comentarios en la taberna eran de lo más dispares, a menudo rozando lo
despectivo. Yo, de ideas fijas, me justificaba con César y Amparo de que no
dieran importancia a los comentarios, que eso era “cousas de vellos”.
Reconozco, sin embargo, que una persona cercana me hizo daño. “Eu si son teu
pai tírocho fóra e plántolle lume. Ahí non cho deixaba ter”. Una, no tenía ni
idea de lo que hablaba y otra, que trataba de condicionar a mis padres. Me dije
que si algún día lo terminaba se cansaría de verlo y, así lo hice. Y no
desaprovecho ocasión alguna para que me vea en él. “Carallo! Douche que facer,
pero fuches quen de acabalo”. Ni contesto, me limito a sonreir.
Describir toda la restauración sería pesado, pero ya en un
primer análisis lo tuve muy claro. El éxito pasa por revisarlo todo, pieza a
pieza, tornillo a tornillo, y eso requería una muy buena planificación. Además
jugaba con ventaja, pues tenía compañeros que habían trabajado en esos coches.
El esquema de trabajo era muy sencillo. Desmontar pequeños grupos mecánicos,
repararlos, pintarlos y guardarlos hasta su montaje. De esta forma se desmontó
toda la mecánica, de manera que cuando esos pequeños grupos estaban restaurados
el siguiente paso era ensamblarlos entre sí. De esta forma evitábamos
desmontarlo todo y evitar el desorden.
La instalación
eléctrica se deshizo toda y se saneó lo inservible, conservando de esta forma
toda la originalidad posible. Esta teoría fue aplicada a todo el conjunto.
Un punto y a parte, la carrocería, mi especialidad, fue
deprimente. La única pieza que recuerdo que no estaba podrida es el capó
delantero, aunque con muchísimo óxido. Fondos del piso, largueros del piso,
caja de batería, faldones bajo puertas, fondos de puertas, interior y exterior,
capó trasero, aletas delanteras y traseras, techo, marcos de lunas, en
fin…todo, hasta el depósito de gasolina hubo que hacer. Imposible poder
cuantificar las horas de carrocería. Ya sabemos que en casa el trabajo no rinde
como en un taller, no tienes los medios necesarios y, generalmente, se toma con
más calma. En varias ocasiones he tenido que parar con la carrocería pues me
creaba ansiedad y estrés tanta faena interminable. Una de esas paradas duró
tres años. La de cafés que César, Amparo y yo hemos tomado mirando para los
agujeros del piso. Solía decir mi madre “podes tomar outro café que total hoxe
non o acabas”. Al salir con la cafetera para casa repetía siempre la misma
frase “Por moitos anos que eu viva non o vexo acabado”, afortunadamente se equivocó.
Terminado el saneamiento de la
carrocería el siguiente paso fue eliminar el óxido, una prueba con chorro de
arena no dio el resultado buscado, pues se producían fuertes dilataciones de la
chapa. Pues nada, me dije yo, a mano como antiguamente. Todo el exterior de la
carrocería fue rascado y tratado con un ácido que disuelve y descompone el
óxido. En interiores y en bajos el tratamiento fue solo químico (inhibidores).
Tres meses duró la tarea.
No fue fácil encontrar a un pintor dispuesto a meterle mano
a un precio razonable. Juan Carlos, amigo donde los haya, me habla de Naya(Talleres
Jorge en Mesoiro). De nuevo, la honradez se cruza en mi camino. En septiembre
entra en el taller. El acuerdo dice que en el verano siguiente el coche estará
pintado. A finales de octubre el casco de la carrocería está listo, y en
diciembre lo estaba todo el conjunto. Previamente ya teníamos lista la elección
de los colores, que fueron copiados de un 1400 conservado en Valencia, en
estricto estado original. La de quebraderos de cabeza que nos causó la elección
del color, nunca estaré lo suficientemente agradecido a mi familia por la
involucración que han tenido en el proyecto. ¿Cuántos aficionados pueden
presumir de que la familia al completo esté en el taller de pintura un domingo
a las 8 de la mañana para ver el efecto de los colores.?
Una vez terminada la pintura y, dado que los componentes
mecánicos en su mayoría ya estaban restaurados, los avances se notan cada día
que pasa. Las prisas ya no te presionan, relajas la vista con cada pieza que
añades al puzle y buscas, sin darte cuenta, lo bien hecho, lo fiable, quieres
ante todo que ese futuro coche no te deje tirado en esos primeros momentos de
su nueva vida. Es como si tu orgullo como profesional y como aficionado
estuviese en juego. Qué tontería, lo anormal sería que no fallase.
La primera vez que circuló por sus propios medios, fueron
200 metros del garaje a la grúa, camino de la ITV. Fueron momentos
inolvidables, muy deseados, también tensos, de manos sudorosas. Después de 10
años la luz al otro lado del túnel ya se veía. Una nueva etapa estaba
comenzando, una reedición, diría yo.
Aprender a conducir un turismo de los años 50 requiere dosis
de paciencia y, más si estás escaso de todo, de potencia, de frenos, de
comodidades, etc. Eso sí, cuando todo esto lo dominas es cuando, realmente, lo
sientes, lo disfrutas, vives la conducción en los paseos de fin de semana. De
forma inesperada y con muchos detalles por hacer, surge una salida a San
Vicente de Elviña en septiembre. Prácticamente
sin probar en carretera salimos la familia al completo. Todos contentos, como
si llevásemos zapatos nuevos. Otra vez las manos sudorosas, esto no corre, esto
no frena, las marchas rascan, yo que sé… todo eran problemas. El problema era
yo, que no sabía más. Los kilómetros fueron haciendo su trabajo y, salvo una regulación
de los platinos lo demás está como cuando salió del garaje.
Luego llegaron salidas más largas, Santiago, Betanzos, Castro Verde, Ruta
de los Faros, Malpica… Gratos recuerdos guardo de este bello puerto de mar, ya que n la III Concentración Turistica de Vehículos Clásicos y Antiguos "Ciudad de Cristal" - Ruta de los Faros 2011” y, por votación popular, al
viejo Seat le otorgan el premio al coche favorito de la concentración. Yo,
contento como una perdiz, sentí la necesidad de dedicarle el premio a toda mi
familia, se lo merecían y se lo habían currado en todos estos años.
Llegados a este punto no puedo olvidarme de mis compañeros
de SEAT Marineda Motor, aportaron información, conocimientos colaborando con
total desinterés y puedo presumir de haberlos contaminado de afición. Sin ellos
el resultado no habría sido el mismo.
Qué decir también de mis amigos del
Automóvil Club de Galicia, más de lo mismo, no había reunión de los viernes en
que alguien no se interesase por el 1400-B. Se respiraba y palpaba implicación
e interés total. Todos me llenaban de ánimos semana a semana, sin duda una gran
familia, un gran Club.
La cosa no termina con el estreno del coche ni mucho menos.
Poco a poco se van corrigiendo pequeños detalles que no están a tu gusto y que
generalmente son a los que terminas dándole mucha importancia. También vas
conociendo anécdotas o curiosidades que para mí tienen mucha importancia bien,
porque forman parte de la historia de este coche, como que el primer
propietario fue una mujer, como que según un listado de la D.G.T.es la última
matriculación del 57 en Ourense, aunque
otra fuente dice lo contrario. O como por ejemplo, que durante muchos años
viajaba todos los veranos a Madrid de una tirada y cargado hasta los topes. No
entra en mis planes pero sería un viaje que me gustaría realizar con el viejo
Seat por la antigua N VI. Una promesa que tengo por cumplir es viajar a
Ourense en él. De cara al futuro
pretendo recuperar algunos accesorios de la época que ya veremos si me atrevo a
instalarlos por eso de la originalidad.
Siento la obligación, desde de aquí, de dar ánimos a los
aficionados que estén en situaciones como la
que yo e vivido. Demasiadas veces aparece la tentación de abandonar, el
cansancio y la presión hacen mella, la familia está detrás, que también pesa lo
suyo. Lo mejor es descansar y tomarse un tiempo sabático y, sobre todo,
tomárselo como un hobby, como una oportunidad de adquirir conocimientos sobre
el modelo. ¿Qué es mejor, dedicar parte del fin de semana a rascar óxido, o a
insultar desde una grada a un señor y su familia vestido de negro?.
Además todos tenemos la obligación moral de recuperar
nuestra historia y nuestro patrimonio. Yo,
ya puse mi granito de arena, y el viejo Seat forma parte de ella, ¿quién se
acuerda del Ford A.
Por su Propietario,
Juan Gómez Vales